
Nuestros genes se transmiten de nuestros padres y son una parte clave en la determinación de lo que somos, cómo nos vemos, cuánto tiempo podemos vivir y las enfermedades que podemos sufrir. Para algunos trastornos, los genes juegan un papel particularmente importante y la migraña es un buen ejemplo. Lo sabemos por la práctica clínica, porque vemos a menudo la migraña en las familias, y esto se ha confirmado en estudios
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